¿Sabes que tienen en común: Adán, Eva, Jacob, David, Sansón, Moisés, Judas y Noemí? Todos tuvieron que cargar con las consecuencias de decisiones que tomaron en algún momento de sus vidas, lo que fue un trago amargo para ellos.
Las decisiones son el día a día de nuestras vidas, las hay desde muy simples hasta las más complicadas; unas lentas que pueden esperar, otras apresuradas; unas movidas por las circunstancias, otras por las emociones, pero entre una y otra, hay algo que debemos tomar en cuenta, y son las consecuencias.
Las consecuencias de nuestros actos se pueden convertir en un trago amargo, algo pesado que debemos cargar el resto de nuestras vidas; es ese “pero” que nos persigue hacia dondequiera que vamos, como si tuviera un GPS. Lo peor es que hay consecuencias que son tan amargas y cuestan muchísimo más que el placer o la satisfacción que produjo el hecho mismo que la generó, sino pregúntenle al Rey David el día que decidió no ir a la guerra y mientras, caminar sobre el terrado y al ver aquella mujer hermosa de la cual obtuvo una información importante sobre su estado civil: ¡casada!, pero no obstante a ello dice 2 Samuel 11:4 que envió mensajeros, la tomó y durmió con ella. Hasta aquí es “adulterio”, pero Betsabé queda embarazada y lo que se veía Bueno, Bonito y Barato se acabó para convertirse en un trago amargo para David quien tuvo que ingeniársela para encubrir su pecado.
Entonces ¿Cuáles fueron las consecuencias de esta decisión?
Un embarazo de un adulterio; exponer a Hurías el esposo de Betsabet a morir en el campo de batalla y lograrlo, y después de creer todo resuelto, tomó a Betsabet como mujer.
La historia pudo terminar aquí, pero en esta ecuación faltaba la opinión de alguien muy importante que aparentemente a David se le había quedado fuera de su plan: ¡Jehová! Y dice 2 Samuel 11:27b: Más esto que David había hecho, fue desagradable ante los ojos de Jehová. Entonces a través de Natán el profeta, el Señor reprende a David y sentencia a muerte al niño que había nacido, el cual después de 7 días murió.
¿Qué me enseñó el Rey David con todo esto?
- Cómo una decisión errónea desencadena múltiples consecuencias negativas. Lo que empezó con un adulterio, terminó con dos muertos y una reprensión de parte del Señor.
- Las consecuencias de nuestras decisiones pueden generar daños en personas inocentes.
- Que debemos reconocer nuestro pecado ante Dios; David lo hizo 12:13.
¿Qué me enseñó el Señor a través de su palabra?
Aunque el pecado de David exigían legalmente la muerte, el Señor por su gracia y misericordia lo liberó.
“Debemos valorar adecuadamente las consecuencias de nuestras decisiones”
Agueda Suarez
Debemos valorar adecuadamente las consecuencias de nuestras decisiones, ya que los resultados de ellas pueden afectar no solo nuestro futuro inmediato, sino también a largo plazo; considerar las personas que serán afectadas con nuestras decisiones, padres, amigos, familiares, etc. Y si ya estamos en medio de estas consecuencias, buscar la mejor manera de salir adelante y no cometer los mismos errores.
Y recordar algo que David no tomó en cuenta: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Gálatas 6:7
