Hace unas semanas estuve de visita en casa de unos hermanos. Una noche surgió la idea de hacer unas pastas con calamar, fue una muy buena idea y realmente las pastas quedaron bastante deliciosas. Nos sentamos a disfrutar de la cena. Estábamos en eso hasta que de repente una de las chicas se para de la mesa y sale al patio de una manera un tanto extraña, era obvio que algo pasaba pero nunca nos imaginábamos que lo peor estaba ocurriendo: ¡Ella era alérgica al calamar! Pero no lo sabía. Ya había escuchado que las alergias matan en cuestión de minutos, y más si no se tiene la debida asistencia médica a tiempo. Todos nos movilizamos rápido y la ayudamos en lo que pudimos, pero al ver que la tos no cedía y que lucía bastante mal, lo que siguió fue llevarla a un centro médico.
La Dra. que la atendió dijo que de haber llegado unos minutos más tarde ella hubiese muerto. Lo grande del caso es que no ingirió una gran cantidad del marisco, fueron solo unos cuantos trocitos, y casi muere. Cuando el susto pasó le dejaron claro que debía abstenerse totalmente de ingerir calamar, incluso le prohibieron estar cerca de donde estén manipulándolo.
“Absteneos de toda especie de mal.” 1 Tesalonicenses 5:22
La indicación que la doctora le dio a mi amiga con respecto a los mariscos se parece un poco a la exhortación que el apóstol Pablo les hizo a los hermanos tesalonicenses, casi al final de su primera carta para ellos: “Absténganse de TODA ESPECIE DE MAL”; es decir, aléjense, huyan de todo lo que sea contrario a lo que es AGRADABLE Y CORRECTO delante de Dios; y es una exhortación que está vigente para todos los cristianos de TODO el mundo. ¡Exacto, eso nos incluye a nosotros!
“Admitir solo un “poquito” de pecado, para que no nos digan antichéveres y cosas por el estilo, tiene efectos desastrosos para nuestra vida espiritual.”
Licelot Santana
Así como mi amiga casi muere por ingerir “casi nada” de marisco, nosotros podemos morir lentamente por practicar solo un poco de pecado. Como cristianos somos constantemente tentados a no ser todo lo fiel que debemos ser para con nuestro Señor, y tristemente en ocasiones somos muy selectivos a la hora de elegir de cuáles cosas nos vamos a abstener y cuales cosas vamos a seguir practicando, aunque no sean correctas ni agradables a Dios. Admitir solo un “poquito” de pecado, para que no nos digan antichéveres y cosas por el estilo, tiene efectos desastrosos para nuestra vida espiritual.
No podemos ser parciales, o entregamos todo o no estamos en nada. El pecado mata y nos aparta de nuestro buen Dios, Él lo sabe y por eso nos manda a que nos abstengamos de TODA ESPECIE DE MAL. Admitir solo un “poquito” de mentira, de chisme, de inmoralidad, de orgullo, de falta de perdón, de ira, de tolerancia con lo que Dios llama MALO, para que no nos digan antichéveres y cosas por el estilo, tiene efectos desastrosos para nuestra vida espiritual.
Necesitamos ser tan radicales como si de eso dependiera nuestra vida. Y eso muchas veces va a implicar salir huyendo de algunos sitios, apagar la televisión, cerrar ese libro que aunque te gusta, te daña; y hasta evitar entablar esas conversaciones que lejos de edificarte te destruyen. Como hijos de Dios estamos llamados a ser santos en toda nuestra manera de vivir (1 Pedro 1:15). Oremos que el Señor nos ayude a ser fieles en todo, cueste lo que cueste.
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