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Entre piedras y zapatos

Estaba demorada por al menos 20 minutos; no escuché la alarma y debía trabajar temprano, por lo que salí a toda prisa y tomé el primer carro que pasó.
Entre piedras y zapatos
Entre piedras y zapatos

Estaba demorada por al menos 20 minutos; no escuché la alarma y debía trabajar temprano, por lo que salí a toda prisa y tomé el primer carro que pasó. Al desmontarme tenía que caminar casi 1 kilómetro para tomar la segunda ruta, así que emprendí mi acelerado recorrido. Unas tres pisadas adelante fueron suficientes para sentir una diminuta piedra en mi zapato, por lo que en lugar de detenerme, quitármelo y sacarla (había mucha gente y me daba vergüenza), decidí sacudir levemente el pie para que rodara a donde no molestara y así fue. Continué victoriosa luego de ganarle a la piedra, pero más adelante volví a sentirla y esta vez no valió que sacudiera, tuve que detenerme, quitarme el zapato, sacudirlo y seguir adelante. Ahí sin interrupción alguna pude llegar a mi destino.

Cuando repasé lo que sucedió, me resultó inevitable comparar la escena con nuestro diario vivir y cuán afectado se ve nuestro trayecto por la vida solo por no detenernos a identificar cuáles piedras nos están impidiendo caminar correctamente. Piedras en lo más interno que nos hacen cojear y demorarnos. Normalmente preferimos sacudirlas y seguir como si nada, “es muy pequeña, ni la siento…” pero por pequeñas que parezcan, tarde o temprano nos arruinarán la carrera.

En la biblia Dios nos recuerda en reiteradas ocasiones cuán vital es que hagamos un alto y quitemos (con su ayuda) todo lo que interfiera con lo que ya Él ha establecido para nosotros:

“Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Por estas cosas viene el castigo de Dios. Ustedes las practicaron en otro tiempo, cuando vivían en ellas. Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, 10 y se han puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador.” Colosenses 3:5-10 NVI

  Pablo escribió a los cristianos de la ciudad de Colosas una lista de “Normas para una vida santa” (Colosenses 3:1-17) que aún hoy son 100% aplicables a nosotros. Pablo nos recuerda cómo por estas “piedras” se ve manchada nuestra nueva naturaleza en Cristo. Con ellas lamentablemente no alcanzaremos nuestra gran meta final en la vida, la Salvación.

Quizás te avergüences, quizás al igual que yo sientas deseos de disimular que hay algo ahí, algo que pueda estar afectando tu vida, tu relación con Dios. ¿Hay en ti una piedra que provoca que cojees y te mantiene lejos de tu destino? ¿Has preferido fingir y obviar que ahí está? Algunas piedras se disimulan bien y te permiten caminar con holgura (al menos por un tiempo); a los demás les agradan algunas de ellas, has podido adaptarte y acomodarte hasta el punto de agradarte, pero no es más que una ilusión. Debes sacarlas si a Dios en verdad quieres agradar.

“su amor por nosotros va más allá de lo que nuestra mente pueda razonar”

Jisell Flete

¡Detente! Si hay algo que impide que camines en integridad, santidad y humildad, Él está ahí dispuesto a removerlo junto a ti y se complace cuando venimos con un corazón humillado a sus pies, pero debes hacer un alto. Debes entregárselas. No importa sin son muchas o lo grandes que sean, su amor por nosotros va más allá de lo que nuestra mente pueda razonar, y la vida eterna que nos espera vale mil veces más que vivir entre piedras.

No sigas más entre piedras y zapatos. Su propósito es que vivas, andes y seas como a Él le agrada.

Jisell Flete
Escritora, amante de la poesía, ingeniera en Tecnología de Alimentos, felizmente casada con Ramón Ureña, parte del Staff de YoSoyDinamico.